No su primera experiencia al frente del banquillo porque ya tuvo una en 2019 pero sí en una final. La entrenadora salmantino dirigió todo el último cuarto transmitiendo al equipo una de sus principales virtudes, la templanza para reconducirlo en un momento de desconcierto.
El respeto que le tienen tanto jugadoras como el primer entrenador, como el resto del 'staff' técnico y cualquiera que haya estado cerca del trabajo que desarrolla día a día avala a Raquel Romo. De ella ya ha repetido varias veces Roberto Íñiguez que será la inquilina del banquillo del equipo salmantino más pronto que tarde dando seguridad de que además lo hará con acierto. Lo que seguramente no esperaba la salmantina cuando se dio el pitido inicial del encuentro ante Valencia Basket es que acabaría acaparando muchas miradas porque tras la desacalificante a Íñiguez cuando aun no había finalizado el tercer cuarto, el equipo quedaba en sus manos.
En un momento en el que a afición y también al equipo le apretó el desconcierto, ella se mantuvo en la banda sin cambiar el gesto aunque sí que es cierto que ya en el cuarto definitivo la tensión era tal que incluso tiró de chaqueta buscando un poco de aire mientras realizaba indicaciones desde la banda a las suyas.
Alguno que repitió en varias ocasiones y que seguramente hizo llegar a sus jugadoras mucho antes que a nadie fue el de pedir calma porque si algo transmite Romo en todo lo que hace es precisamente esa templanza que a la larga fue clave en la resolución del choque. Apoyada en Silvia Domínguez,en la pista, y también en la banda cuando la capitana respiraba, cualquiera que mirara hacia allí podía tener la sensación de que iban a controlar la situación.
Un 'debut' en una final -porque antes ya tuvo una experiencia en el intervalo entre Lino López y Ortega-, que seguramente no esperaba pero que acabó bien y que se cerró con la victoria que supone el primer paso hacia el título que se persigue. Curioso que se repita la historia de aquel primero que se consiguió en Valencia y en 2005. Entonces fue la Copa y entonces el descalificado era José Ignacio Hernández para quedar al mando su segundo, también salmantino, Alberto Miranda.
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