
El presidente de la Diputación de Salamanca vive en una realidad paralela a la actual, o lo que es lo mismo, lo que le gustaría que pasase, pero que no ocurre. Y eso, en política y en la vida, es un gran problema.
Siete veces la palabra "éxito"; 5 veces la palabra "satisfacción"; una vez "excelencia"; 4 veces "calidad"; 16 veces "feria"... éste ha sido el cuestionable resultado del balance de Javier Iglesias, presidente de la Diputación de Salamanca y máximo responsable de la organización de Salamaq (otrora la Feria Agropecuaria), para exponer el resultado de un evento que está de capa caída.
"Treinta y muchos mil" y "en torno a 115.000" fueron las únicas vagas cifras que Iglesias se atrevió a dar en un balance sin contenido, por realizarlo solo tres horas después del final de la subasta, evento del que sí dio cifras porque son públicas y a ellas tienen acceso los profesionales y el público presente en el recinto.
Sin novedad en las actividades, con menos público que hace varios años (hubo ediciones con hasta 140.000 visitantes), sin datos de movimiento económico, sin cuantificar las operaciones realizadas... O la Diputación sabe mucho o todos somos un poco tontos sí, tontos.
Cuando alguien tiene que adornar con las mismas palabras un discurso en el que faltan argumentos y cifras reales es que algo no funciona y así están las cosas desde que la Diputación decidió asumir en solitario la organización de la Feria Agropecuaria. Y si no, por favor, que me lo demuestren. Estaría encantado de rectificar y comerme mis palabras.
Salamaq fracasa, entre otros motivos menores, por estos hechos de bulto:
1) No hay ideas: Salamaq lleva varios años realizando las mismas actividades para el público y los profesionales. No hay un plan B, ni C, ni D... no hay nadie que le dé una vuelta de tuerca a una feria que necesita renovarse y crecer poco a poco. ¿Por qué no se eliminan los días dedicados a las instituciones y se realizan actividades que sí valgan para el sector? Luego pasa, por ejemplo, que el Día de las provincias solo la presidenta de la Diputación de Zamora estuviera presente en el recinto ferial, en un nuevo ridículo. La feria se ha acomodado y basta con decir que es "es una feria longeva y es complicado que haya novedades" para justificar lo que no se puede.
2) El 'lleno total', una verdad a medias: la Diputación de Salamanca vende siempre que no entra un alfiler más en el recinto y cada año es un nuevo récord. Y digo yo, desde mi ignorancia: si ya no entra nadie más y el recinto está lleno, ¿cómo puede ser que cada año se bata el número de expositores? Y más aún... ¿cómo puede haber cada año más expositores si hay empresas a las que se les ha ofrecido más espacio y lo han aceptado? Si no hay sitio para más, es imposible que las empresas puedan coger más metros, ¿no?
3) Los discursos de Iglesias: en ocasiones es vergonzante escuchar el presidente de la Diputación hablar sobre el sector primario, gran base de la economía de Salamanca y de Castilla y León, por su incapacidad para conectar palabras con sentido y, lo que es más importante, con contenido. Cada año en Salamaq se refleja a la perfección cómo se puede hablar durante 5, 10, 15 o 20 minutos sin decir absolutamente nada. Y si no, pasen por esta redacción que les enseñaré gustoso los discursos de Javier Iglesias, que encima tiene quien se los escribe. Pero eso es el siguiente punto...
4) Servicio de 'de-comunicación': cinco periodistas han formado parte del equipo de Javier Iglesias para la cobertura de Salamaq 2017, con un balance que no puede ser más nefasto. Mala educación con (algunos) medios, servicios que brillan por su ausencia, instalaciones tercermundistas, sin red 'wifi' y, lo que es peor, con una dejadez absoluta. Cinco personas se han limitado a acompañar a Javier Iglesias por el recinto ferial y no han sido capaces ni siquiera de corregir los discursos que se entregaron a los medios de comunicación y autoridades, aun a sabiendas de que había cosas que corregir. Claro, para eso hay que tener ganas de trabajar y facilitar el trabajo a los compañeros, a todos. Eso también tiene un nombre: profesionalidad. Por no hablar de la actualización de la página web y de las notas de prensa, con continuos errores, y que delatan una falta de conocimiento del sector y de la feria.
5) Exposición de ganado: hay una cosa clara y es que la exposición de ganado es la estrella de la feria, de eso no hay duda. Pero lo es por el trabajo y la labor de los ganaderos durante todo el año y no por la Diputación de Salamanca, que es la que se cuelga las medallas. Ahora, la pregunta sería: ¿cuántos ganaderos vendrían sin recibir ayudas de la Diputación y cuántos pujarían en la subasta si no hubiera una subvención por cada animal adquirido? Ojalá que los ganaderos no se cansen de acudir a este certamen.
6) Aún estoy esperando cifras reales de la feria, año tras año. ¿Por qué se oculta si es todo un éxito? ¿Por qué no se transmiten los datos reales del sector? ¿Por qué se tapa todo con vaguedades? ¿Por qué la gente no exige que un trabajador de lo público al que todos pagamos le deje de mentir? Solo estoy de acuerdo en una cosa con Javier Iglesias. La feria no estaría en pie si no es por los profesionales y empresas que van, algunas ya por rutina, porque la organización deja mucho que desear.
7) Y, por último, sí, es posible que sea muy crítico y que parece que solo se ve lo malo de una feria, pero es que apenas tiene cosas buenas, y mucho menos con los políticos que venden motos que realmente no son. Pero, lo más triste de todo no es toda la parrafada que haya podido escribir en estas líneas.
Lo peor de todo es que Javier Iglesias sabe de sobra que Salamaq está lejos de ser lo que quiere y él habla siempre de una utopía, de lo que le gustaría a él que fuese, pero no de lo que realmente es. Que no es lo mismo.
PD: Éste fue el balance realizado por Javier Iglesias en los años 2014, 2015 y 2016. Pichen, vean y comparen...
Comentarios
Deja tu comentario
Si lo deseas puedes dejar un comentario: