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La directora de la Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca, Margarita Becedas, reflexiona sobre la situación de este centro y los fondos que alberga entre sus paredes
Trabaja cada día en la Biblioteca Histórica de la USAL. Un centro que es mucho más que una sala antigua y un fondo privilegiado de libros antiguos, manuscritos e incunables. Es un centro de investigación al más alto nivel tanto en España como en Europa que acoge cada día a investigadores de todas las materias y ávidos del conocimiento milenario que alberga entre sus paredes. La directora de esta Biblioteca Histórica, Margarita Becedas, nos cuenta su día a día.
¿Cómo es el día a día de la biblioteca?
Es una biblioteca de investigación y, por un lado, tenemos investigadores que vienen a la sala de y, por otro, tenemos nuestro trabajo normal que es atender todos los correos electrónicos sobre información bibliográfica, solicitudes de copias digitales de nuestras obras, de información y presupuestos. También seguimos catalogando en el sistema de catalogación en línea porque no está todo el fondo antiguo metido en el catálogo y hay una persona que se dedica a conservación y diariamente trabaja sobre libros que necesitamos restaurar. Somos pocas personas pero tenemos un trabajo muy variado, pero siempre relacionado con la investigación. Además, hay otro trabajo que es el de las visitas a la biblioteca cuando por razones institucionales o académicas tenemos alguna visita a la aAntigua Librería también una persona se encarga de hacerlo. Es una biblioteca muy rica en fondos y tiene mucho trabajo de investigación. Me gustaría que la gente nos viera como una de las más antiguas de Europa, con una sala maravillosa que tenemos que preservar, pero no somos un museo, somos una biblioteca viva, con investigadores y un fondo antiguo privilegiado. Somos una biblioteca moderna que digitalizamos, catalogamos, participamos en proyectos de investigación. Somos un centro de investigación, con la buena suerte de que tenemos un fondo magnífico y una sala estupenda. Quiero que se conozca la biblioteca como uno de los lugares más recónditos y más bonitos de Salamanca pero, al mismo tiempo, somos un centro de investigación muy importante colocado en Europa entre los más importantes de fondo histórico.
¿Qué tipo de investigadores recibe la biblioteca?
Son un poco de todo, tanto los que vienen a la sala como los que tenemos a distancia. Con las nuevas tecnologías tenemos muchos libros a texto completo en internet, muchos libros catalogados y a veces no es necesario venir a la sala. La tipología de investigador suele ser la de un profesor universitario o doctorandos, junto a ellos tenemos gente que está trabajando por su cuenta y que necesitan ver libros o prensa, trabajos de fin de grado o cosas similares. También becarios e investigadores extranjeros.
"Tenemos casi 3.000 manuscritos, 500 incunables y 60.000 libros impresos desde 1501 hasta 1830, la frontera entre el libro antiguo y moderno"
Esta biblioteca tiene un fondo antiguo privilegiado, pero también alberga otras obras
Esta biblioteca es la primera que hubo en la Universidad de Salamanca y la primera que hubo en muchos sitios por lo que tenemos un fondo antiguo con manuscritos, incunables, impresos hasta el siglo XIX muy potente que nos viene de donaciones, compras de la Universidad y del Colegio Real de la Compañía de Jesús, que se ubicaba en la actual Pontificia. Cuando fue expulsada por Carlos III de los territorios españoles en 1767 la mayor parte de los libros de los Jesuitas vinieron aquí. También recibimos en su momento los libros que procedían de los colegios mayores y menores. En Salamanca había cuatro colegios mayores cada uno con su propia biblioteca y cuando fueron cerrados Carlos IV sus fondos terminaron viniendo aquí. Además, cuando se produce la desamortización de Mendizábal esta biblioteca recibió lo que se salvó de los libros de los conventos desamortizados. Al mismo tiempo, se convirtió en Biblioteca Provincial, lo que significa que desde finales del siglo XIX se empezaron a recibir todos los libros que se publicaban en Salamanca a través de la propiedad literaria y luego con el depósito legal hasta 1983, en que se produjeron las transferencias autonómicas y dejamos de ser biblioteca provincial. Eso significa que tenemos todo lo publicado en Salamanca durante los siglos XIX y XX, incluida toda la prensa salmantina, por lo que tenemos la colección de prensa desde el siglo XVIII más completa de las que existen. Junto a todo esto, fuimos la primera biblioteca universitaria de Salamanca, antes de que existieran las bibliotecas de facultad, por lo que tenemos un fondo muy grande, que podemos llamar anticuado, de los siglos XIX y XX de los libros que los estudiantes tenían que estudiar. También tenemos muchas donaciones que se han recibido a lo largo del tiempo y libros que compramos actualmente, como obras de referencia o consulta y apoyo a la investigación.
¿Qué tipo de donaciones recibe esta biblioteca?
Las donaciones fueron el origen de la biblioteca en el siglo XV y ha habido donaciones a lo largo de toda la historia. En el siglo XX hemos recibido donaciones grandes de bibliotecas particulares, pero ahora no podemos hablar de donaciones de personas que deciden que toda su biblioteca venga aquí porque nosotros somos muy selectos a la hora de una donación. Pero sí tenemos donaciones aisladas muy pequeñas y muy seleccionadas de libros antiguos.
¿Cuáles son los tesoros más destacados que alberga la biblioteca?
La biblioteca histórica, a lo largo de toda su vida, ha reunido una cantidad enorme de fondos antiguos. Casi 3.000 manuscritos, los más antiguos del siglo XI que van a cumplir 1.000 años, casi 500 incunables, que es una colección muy buena, impresos en el siglo XV hasta 1500. También tenemos unos 60.000 libros impresos desde 1501 hasta 1830, la frontera entre el libro antiguo y moderno. En todo eso tenemos muchísimas joyas y si unimos la prensa es muy difícil decidir. Los manuscritos, por su propia razón de ser, son siempre manuscritos únicos que pueden contener un texto que todo el mundo conoce y otros son los únicos que se conservan. Pero incluso en aquellos que no son únicos en el mundo, hay algunos que son muy escasos o que son preciosos o que los tenemos un poco personalizados o tuneados con anotaciones marginales, ha sido usado por determinadas personas importantes, etc... y eso hace que muchos libros que no son únicos sean muy importantes. Si tuviera que decidir, uno de los que más nos gustan y es un libro corrientito porque está en papel y no tiene mucha importancia físicamente es el Libro del Buen Amor, es uno de los tres ejemplares que existen en el mundo del Arcipreste de Hita y que es el inicio de la literatura castellana. También tenemos libros de astronomía y una colección cartográfica muy coloreada. A mí me gusta mucho también un manuscrito del siglo XV, que ya es un libro de la época humanista. Es un libro que está en pergamino y con oro pero está en castellano y eso nos lleva al momento de la cultura española en la que el castellano, es decir, la lengua vulgar, la lengua derivada del latín, empezaba a tener la categoría de lengua vehicular y de poder estar escrita sobre pergamino y sobre oro. Eso es algo que en el siglo XII a nadie se le había ocurrido hacer. Por eso, en determinados momentos encontramos nuevos datos sobre libros o descubrimos que hay muy pocos ejemplares en el mundo y esos libros pasan a ser nuestros favoritos, pero es muy difícil decidir porque tenemos una colección muy buena.
¿Qué importancia tiene esta biblioteca para la Universidad, la ciudad y la cultura?
Lo importante de las bibliotecas históricas y más la nuestra, que pertenece a una institución tan antigua, es que reflejan la deriva y la evolución, no sólo de la institución, sino de toda la historia cultural. Todo lo que somos ahora mismo lo debemos a la cultura que ha habido en occidente desde hace muchos siglos y esa cultura occidental es lo que está reflejada en la biblioteca.
"Tenemos muchísimas joyas en el fondo de la biblioteca, es muy difícil decidir los más importantes"
¿Qué descubrimientos y curiosidades ha habido en la biblioteca?
Más que descubrimientos podríamos hablar de identificación de determinados libros. Por ejemplo, hace unos años tuvimos un trabajo muy fuerte de recatalogación de libros e identificamos incunables que antes no teníamos identificados como incunables y que hemos podido hacerlo con las nuevas tecnologías. También son descubrimientos personales de cada uno, que descubrimos libros que nos impactan. A mí me impactó muchísimo descubrir que tenemos el primer ejemplar de una crónica de Lucas de Tui, un manuscrito del siglo XIII en el que se dice cómo Alfonso IX crea escuelas en Salamanca, de la que existen varios ejemplares manuscritos de distinta época y nosotros tenemos el primer ejemplar. Eso es algo que los investigadores sabían y que yo no sabía y para mí es un descubrimiento. Como curiosidad, hace unos años hicimos una limpieza enorme alrededor de la Antigua Librería. Entre la pared y las estanterías hay una cámara de aire en la que malamente cabe una persona y encontramos una colección que completaba una parte que teníamos de una revista salmantina del siglo XX que no estaba en otro sitio. Alguien guardó aquello, posiblemente por algún problema de censura, pero lo guardó y no lo tiró y la recuperamos, la pusimos en su sitio y la mandamos a la Bibliioteca Virtual de Prensa Histórica. Más que de descubrimientos podemos hablar de encontrarle un valor añadido a libros de los que no considerábamos que tenían la mayor importancia.
¿Por dónde pasa el futuro de la biblioteca?
El futuro de esta biblioteca, al igual que el de todas las bibliotecas históricas, pasa por la digitalización. Esta biblioteca, al ser tan buena y tan grande, siempre tuvo un laboratorio de microfilm, es decir, que tenía gran parte del fondo microfilmado y ahora esa parte la estamos digitalizando desde el microfilm antiguo o directamente. Estamos obligados a ello. Es algo complejo y muy caro, porque siguiendo directrices internacionales no tenemos más remedio que aplicar muchos metadatos a cada imagen. Pero la digitalización nos permite tener imágenes muy fiables de todos los libros y las pasamos a archivos de seguridad por si alguna vez nos pasa algo y porque cuando un libro sale a exposición nos tenemos que asegurar de que nos hemos quedado con un archivo de seguridad. De esa copia digital hacemos otra copia de menor resolución que ya se puede colgar en el repositorio GREDOS de la Universidad de Salamanca o que se cuelgan a través de proyectos de investigación y que son las imágenes que luego damos a los investigadores para que puedan trabajar fuera de la biblioteca. La mayor inversión de la biblioteca ahora mismo es la digitalización y, por tanto, en preservación digital, y con todo lo que tiene que ver con conservación y restauración porque, por desgracia, tenemos fondos que están en muy mal estado.
¿Podría pasar en esta biblioteca algo como el robo del Códice Calixtino?
Esperemos que no. A raiz de todo el episodio del Códice Calixtino endurecimos nuestra forma de entrar a la biblioteca. Cuando empiezas a trabajar de bibliotecario tienes la idea generosa de que todo el mundo tiene que acceder a esos fondos. Es una idea ingenua y muy feliz de que todo lo que haces tiene que llegarle a la gente y poco a poco vas descubriendo que tienes que tener mucho cuidado porque estás preservando un patrimonio que tienes que dar en herencia a los que te siguen. Por eso tenemos un cierto control de entrada. Este control es menor en fondos modernos o fondos de prensa pero es más duro en fondo antiguo y, sobre todo, en manuscritos e incunables. Nadie puede venir a la biblioteca y decir que quiere ver el Libro del Buen Amor porque no se lo vamos a dar. Para poder ver estos libros nos tienen que escribir antes, comprobamos que de verdad son investigadores, se revisa cómo se da el libro y cómo vuelve a la sala, etc. Y si viene un estudiante a ver fondo antiguo, lo avala un profesor.
¿Qué está suponiendo la celebración del VIII Centenario para la biblioteca?
Como la biblioteca es el reflejo del devenir de la universidad, hemos estado vinculados desde el principio al Centenario. Nosotros hemos conseguido a través del VIII Centenario la restauración de bastantes obras y también hemos podido hacer la restauración de las cartelas de la Antigua Librería donde pone las materias en las que están dividos los libros, que estaban en muy mal estado. Hemos participado en todas las exposiciones que se han hecho del VIII Centenario y, fundamentalmente, hicimos una exposición maravillosa en la Biblioteca Nacional con 23 manuscritos de la biblioteca y que ha estado también en la Casa-Museo Unamuno.
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