La entrega de Perfumerías Avenida no bastó en un duelo donde Casademont Zaragoza demostró ser un equipo de muchos más recursos ofensivos. Entre el físico local, el ritmo elevado y un arbitraje que cuando le pareció torno a 'estilo europeo', las azulonas acabaron pagando un tercer cuarto definitivo.

Confianza, concentración y trabajo. Con esas tres premisas saltó Perfumerías Avenida al duelo ante Casademont Zaragoza, y durante los primeros compases pareció posible sostenerlas. El conjunto azulón entró al partido con hambre y personalidad ante un rival sorprendido por la salida salmantina. En cuatro minutos, las de Montañana ya se habían plantado en un ilusionante 7-16, gracias al triple inicial de Spreafico, la electricidad de Cave corriendo tras recuperación y una Iyana Martín en auténtico estado de gracia.

Cantero reaccionó pronto, recurriendo a sus piezas pesadas -Mariona, Hempe, Pueyo- para frenar a un Avenida que mantenía un brío físico notable. Soriano dominaba a Fingall en el poste y Avenida respondía incluso a la presión ambiental, pues desde la grada local se protestaba cada acción para intentar condicionar un choque que, en ese momento, obedecía al guion azulón. También Meyers devolvía con un triple un 2+1 local para sostener la distancia.

Casademont, sin embargo, comenzó a subir el listón físico, aprovechando la envergadura y buscando situaciones interiores para Hempe. Entre rebotes ofensivos convertidos en puntos y tiros libres, Zaragoza fue arañando la diferencia hasta cerrar el primer acto con Avenida por delante, 21-26.

El segundo cuarto elevó el voltaje emocional. Las azulonas mantenían la calma en ataques estáticos, como en un triple marca de la casa de Claudia Soriano desde muy lejos. Pero Zaragoza encontraba también acierto y, con un punto más de fortuna, recortaba diferencias. Leite, acertadísima desde fuera, golpeó dos veces consecutivas desde la esquina y obligó a Montañana a pedir tiempo muerto con el 29-31. La lusa volvió a aparecer para empatar, y aunque Avenida trataba de correr con Iyana para sobrevivir al bajón de acierto, la tendencia comenzaba a virar.

Con un arbitraje de marcado 'estilo europeo', el aumento de contacto favoreció claramente a Casademont, que navegó mejor ese tramo. Una transición culminada por Oma colocó por primera vez a las locales por delante (38-37), y un par de acciones finales -falta no señalada sobre Martín y tiros libres para Flores tras recuperación de Soriano-, permitieron a Zaragoza marcharse al descanso con ventaja, 42-39.

La reanudación confirmó el giro de partido. Hempe abrió con puntos, respondió Mous, y Spreafico regresó pese a haberse retirado lesionada en el primer tiempo para colocar de nuevo el empate desde el triple. Pero ese destello fue el preludio de la escapada local: un triple de Hempe, la velocidad de Leite castigando cada defensa física y un Zaragoza que, cuando puede correr, se convierte en un rival de muchos recursos. El parcial dejó el encuentro en un inquietante 53-44 y Montañana tuvo que parar el juego.

Avenida sobrevivía en el alambre, sostenido en acciones aisladas de Vilaró o en las continuaciones bien finalizadas por Cave. Sin embargo, el bonus penalizaba y cada ataque interior de Zaragoza significaba puntos o faltas. Una rigurosa falta en ataque de Mous, tras permitir previamente contactos duros en ambos lados, derivó en tres puntos de Bankole que elevaron la máxima hasta el 66-52 al cierre del tercer cuarto. Era un golpe severo.

Con viento a favor, todo le sonreía ya a Casademont. Bankole -desaparecida hasta entonces-, acertó desde fuera y el conjunto maño corrió como le gusta, obligando de nuevo a detener el juego para evitar una debacle. El partido también se desequilibraba en las faltas: 13 a favor de Avenida por 22 en contra a ocho del final, una diferencia que dificultaba cualquier intento defensivo y reducía todavía más el margen para la reacción.

Aun así, Avenida no entregó la bandera. El orgullo apareció en un triple de Soriano y alguna canasta de Cave, otro de Iyana que bajó la desventaja de los veinte. Aunque estuviera ya sin opciones reales, el equipo mantuvo una estructura de resistencia, sin bajar los brazos pese a la superioridad física, la menor profundidad resolutiva y un tercer cuarto que prácticamente dictó sentencia.

Zaragoza fue, simplemente, 'más arroz para menos pollo': un equipo con diversos recursos que, si el partido se le pone de cara y puede correr, hace daño a cualquiera. El arbitraje, más permisivo en el momento caliente del choque, inclinó ligeramente el duelo cuando aún estaba igualado. Y Avenida, aun tocado, volvió a demostrar que puede perder, pero no dejar de competir.