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Sueño, salud y estilo de vida: claves para descansar mejor según un estudio de la USAL
Los investigadores aseguran que la salud mental tiene un impacto mayor que los hábitos de vida sobre la calidad del descanso
La Universidad de Salamanca ha publicado un estudio pionero sobre los patrones de sueño en la población adulta española, en el que destaca diferencias significativas entre hombres y mujeres y la influencia de factores psicosociales y de salud mental. La investigación, publicada en la revista BMJ Open, analiza cómo variables como la ansiedad, la depresión, la edad, el nivel educativo y los hábitos de vida afectan a la calidad del sueño.
El estudio, coordinado por la Facultad de Enfermería y Fisioterapia de la USAL en colaboración con el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) y el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), incluyó una muestra representativa de 500 adultos de entre 25 y 65 años residentes en Salamanca y Ávila. Este estudio "contribuye a perfilar estrategias más personalizadas de intervención basadas en la evidencia y su enfoque integral -que combina salud mental, hábitos de vida y factores sociodemográficos- refuerza su valor aplicado en el ámbito clínico y de salud pública", subraya el director del proyecto, José Ignacio Recio Rodríguez.
Los participantes fueron evaluados mediante actigrafía, que registró la actividad y los ciclos de sueño durante cinco días, y el cuestionario PSQI, que mide la percepción subjetiva del descanso. Además de las medidas objetivas y subjetivas del descanso, los científicos también recopilaron datos sobre estilo de vida (dieta, actividad física, consumo de alcohol y tabaco), salud mental (niveles de ansiedad y depresión) y condiciones clínicas de los participantes.

Dispositivo utilizado en el estudio
El análisis reveló que el sueño en España es altamente heterogéneo y que la salud mental tiene un impacto mayor que los hábitos de vida sobre la calidad del descanso. Entre los hombres, los mayores de 65 años con baja carga ansioso-depresiva presentaron la mayor eficiencia de sueño, mientras que los hombres jóvenes con mayor sintomatología emocional mostraron más despertares nocturnos. Entre las mujeres, los patrones más estables correspondieron a las de mediana edad con baja carga emocional, mientras que las más jóvenes con ansiedad o depresión tuvieron peor calidad de sueño.
El estudio también observó que la dieta mediterránea y un consumo moderado de alcohol se relacionan con un mejor descanso, aunque en menor medida que la salud emocional. Del mismo modo, el ejercicio físico mostró una relación variable, dependiendo de su intensidad y momento del día. Los investigadores subrayan que estas diferencias muestran la necesidad de abordar el sueño de manera personalizada, considerando factores psicológicos, sociales, clínicos y conductuales.
Según José Ignacio Recio Rodríguez, director del proyecto, "la identificación de perfiles de sueño diferenciados permite orientar estrategias preventivas y terapéuticas más eficaces y personalizadas, mejorando así la salud general de la población".
Este trabajo supone un avance relevante en la epidemiología del sueño en España, al combinar medidas objetivas y subjetivas y aplicar un análisis multivariante que permite reconocer subgrupos poblacionales con características propias, sentando las bases para intervenciones en salud pública adaptadas a las necesidades individuales.

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