Perfumerías Avenida firmó una victoria de carácter, fe y resistencia frente a un Valencia Basket que parecía tenerlo todo bajo control. A base de corazón, defensa y un Würzburg encendido, las azulonas remontaron un duelo que se decantaba para las visitantes y lo voltearon en un final épico decidido por el acierto, el orgullo y el liderazgo de Iyana Martín.

Energía positiva en el círculo inicial antes de comenzar el duelo. Perfumerías Avenida se mostraba con ganas, convencido, y después de visicitudes y dudas, transmitía la sensación de haber encontrado el camino para plantar cara a una auténtica hidra de varias cabezas como es Valencia Basket. Un rival con multitud de recursos para hacer daño. Y así comenzó el partido, de la mano de Fiebich -que ya venía con el punto de mira ajustado desde el encuentro ante Estepona-, a la que respondía Vilaró con la primera canasta azulona.

En apenas dos minutos, Rubén Burgos se vio obligado a pedir su primer tiempo muerto. Avenida había permitido el lanzamiento inicial rival, pero después cerró las vías al aro y enlazó cinco puntos consecutivos, con Vilaró como protagonista. Dos canastas suyas colocaban el 7-2 ante un Würzburg convertido en una auténtica caldera azul.

El equipo salmantino se mostraba agresivo al aro en ataque y muy móvil en defensa, con ayudas rapidísimas que exigen una enorme concentración, virtud que el conjunto ha ido incorporando en las últimas semanas. Esa era la línea a seguir ante un Valencia que, desde la nada, captura un rebote ofensivo, arriesga un pase imposible o encuentra la conexión perfecta, generalmente iniciada por Romero y continuada por Fam y Fiebich. Del 9-2 se pasó al 9-8, porque Valencia también defiende y la igualdad volvió al marcador justo cuando Montañana introducía las primeras rotaciones para mantener el frenético ritmo desde el segundo uno. El cuarto se cerró con un ajustado 13-10 tras las canastas de Meyers y Mouss y una gran acción defensiva de Meyers en el último contraataque.

A ambos equipos les costaba anotar. Frente a frente estaban el mejor y el tercer mejor equipo defensivo de la Liga. Apariciones puntuales de acierto, como un triple de Casas casi sobre la bocina, daban algo de movimiento al luminoso (13-13), mientras en ambos banquillos continuaban los cambios.

Desapercibidos en el primer cuarto, los árbitros -con varios nombres bien conocidos por la afición azulona- comenzaron a tomar decisiones que levantaron a medio pabellón (literalmente) y al otro medio lo pusieron en pie de guerra. Para evitar que el equipo perdiera la cabeza pensando en por qué un contacto era falta en una zona y en otra no -o por qué las decisiones dudosas caían siempre del lado naranja-, Montañana pidió tiempo muerto. Tras el parón, una canasta de Cave acercó a Avenida (15-17) y, al acierto de Romero, respondió Spreafico con un triple lejano que dejó el 18-19.

Las posesiones se hacían largas ante defensas férreas. Valencia, con su envergadura, imponía 2x1 constantes, mientras Avenida daba muestras de solvencia en los duelos individuales. Un nuevo triple, esta vez lejano de Iyana Martín, devolvía el mando a Perfumerías Avenida, que mostraba convicción en pista.

Y con esa fe, en apenas ocho segundos, el equipo trabajó para que Spreafico tuviera una nueva opción desde el 6,75. Acertó. Sobre la bocina, Iyana Martín firmó el 27-21 para cerrar la primera parte, ante el deleite de un Würzburg que la despidió entre gritos de 'MVP'.

Algo que Avenida había reclamado durante la primera mitad -los contactos en la zona interior de Valencia- se reflejó en la primera acción tras la reanudación: falta de tiro sobre Cave, que aprovechó los dos lanzamientos desde el 4,60. La propia pívot respondió también a los primeros aciertos visitantes. Vilaró seguía encargándose de Fiebich, mientras Valencia recurría al talento de Leti Romero, al acierto exterior de Araujo y encontraba, además, la mano tendida arbitral en forma de una técnica inesperada a Iyana Martín que permitió empatar desde el tiro libre.

Ahí comenzó a quebrarse el encuentro. La tripleta arbitral perdió el control del partido y Avenida, empujado por la suma de decisiones adversas, empezó a salirse del mismo. El enfado en el pabellón crecía: los contactos eran flagrantes y no se sancionaban. Hacía tiempo que no se escuchaba una bronca semejante en Würzburg. Silvia Domínguez reclamaba explicaciones a los colegiados y estos respondían con otra técnica, esta vez a Zellous.

Más 'regalos' desde el tiro libre para Valencia, que los aprovechó y puso el marcador 31-36. La situación descentró a Avenida: primero perdió convicción en ataque y después solidez atrás, mientras su rival se sentía liberado, cómodo para ir duro y arriesgar. Un nuevo triple permitió a las visitantes abrir un hueco peligrosísimo, ampliado por el acierto de Araujo (31-42). El tercer cuarto se cerró con un 33-45 que dejaba el escenario cuesta arriba.

El arma de la tiradora interior había dinamitado el partido y amenazaba con romperlo definitivamente. Porque cuando Araujo ajusta la mirilla desde el frontal y se la deja armar, el tiro es letal: el 36-50, a poco más de siete minutos para el final, lo dejaba todo cuesta arriba para Avenida. Y aun así, el equipo resistía. Canasta de Cave, triple de Iyana y el 'sí se puede' desde la grada.

Aferradas a la fe y a otro triple de Spreafico, las azulonas se ponían a seis. Solo el ir contrarreloj provocó un par de pérdidas que les impidió acercarse aún más. Lupin Soriano robó y anotó, otro robo de Meyers -jugándose literalmente la cara- se escupió del aro y, en medio de la locura, Abdelkader se jugó el triple que devolvió la calma a Valencia: 46-54. Tiempo muerto y a remar porque a fe no hay quien gane al equipo que volvía a acerarse, 50-54 primero, 53-57, después del 2+1 de Iyana Martín.

Solo quedaban 47 segundos. Todo a una carta, la de la defensa con Iyana Martín sacando falta en ataque y el pabellón echando el resto hasta desatar la locura con el triplazo tras tres intentos de Iyana que situaba el 56-57 a diez segundos para el final. Todo a una defensa y Avenida que hizo casi lo imposible, obligó a Valencia agotar los cinco segundos sin sacar de banda y con ello dejaba opción para que Avenida se la pudiera jugar.

Y en apenas dos segundos Iyana Martín firmó el milagro, a toda velocidad cruzó la pista y se elevó por encima de todo, con dribling en el aire incluído para anotar y llevar al pabellón entero al infinito... Un último esfuerzo, cuatro segundo de dejarse la vida y consiguió alcanzar el más allá. Avenida lo hizo y Salamanca lo celebró como hacia tiempo.