Todavía el calendario marca 29 de noviembre, pero en Salamanca ya se siente diciembre en cada esquina. Es sábado por la tarde y la ciudad, aún con el pulso acelerado del Black Friday, se transforma en un hervidero de gente con las calles del centro rebosan de paseantes; avanzar por ellas es casi una hazaña, especialmente a medida que se acerca la hora del tan esperado encendido navideño.

La Plaza Mayor se convierte en un escenario vivo. Allí, desde los balcones del Ayuntamiento, resuena un aire festivo muy particular: villancicos interpretados al compás de 'Love Flamenco'. La guitarra rasga el silencio, las palmas marcan el compás y, de pronto, el espíritu navideño adquiere una capa andaluza que sorprende, emociona y arranca sonrisas. El público escucha, acude, graba… y se deja llevar. Tras el último acorde, el eco flamenco se queda flotando entre los arcos barrocos mientras muchos ya buscan sitio para el primer pase del videomapping.

No todos esperan quietos. Algunos aprovechan para perderse por el Huerto de Calixto y Melibea, respirar un momento de paz después de una larga cola, o para recorrer el mercadillo navideño y esos puestos que huelen a invierno.

También la sorpresa: Papá Noel aparece y llega en trineo ni acompañado por renos; esta vez viaja escoltado por unos duendes muy especiales: gigantescos cyborgs que deslumbran con luces y presencia futurista. Los más pequeños se quedan boquiabiertos, los mayores guardan el móvil en mano y los selfies se multiplican. Ver a Santa rodeado de estas criaturas metálicas es como un guiño al futuro dentro de un cuento clásico. Así es el ambiente que respira el centro de Salamanca este sábado.