Salamanca sigue ganando peso como destino turístico no solo en visitantes, sino también en alojamientos. Desde 2017, el Ayuntamiento ha emitido 168 declaraciones de conformidad a viviendas y apartamentos turísticos en la ciudad, siendo 2024 el año récord con 122 nuevas inscripciones.

Lejos queda aquel 2017 en el que se realizó una inscripción o las seis de 2018 y tres en todo 2019. En lo que va de 2025, ya se han sumado otros 15 alojamientos al censo oficial que se ha publicado en la web del consistorio salmantino.

La declaración de conformidad es un documento que garantiza que el alojamiento cumple con los requisitos urbanísticos y administrativos básicos establecidos por la normativa municipal. Es emitido por el Ayuntamiento de Salamanca y se basa en la documentación presentada por el solicitante. No obstante, este documento no exime al propietario de obtener otras licencias necesarias, como las relativas a obras o permisos sectoriales.

Según el censo, los alojamientos turísticos están distribuidos por distintos barrios de la ciudad, aunque algunos datos llaman especialmente la atención: la calle Pedro Mendoza destaca con 13 alojamientos en un solo número, seguida por la calle Bordadores con 11, y las calles Poeta Iglesias y San Juan de la Cruz, con 10 cada una.

Esta concentración en algunos puntos del centro histórico y zonas residenciales abre el debate sobre el impacto del turismo en la vida cotidiana de los vecinos, la presión sobre el mercado de la vivienda y el equilibrio entre desarrollo económico y bienestar urbano.

¿Qué implica la declaración de conformidad?

Este documento no supone por sí solo el permiso para operar legalmente. Es únicamente un paso previo que certifica que la instalación cumple con las condiciones generales exigidas por el Ayuntamiento y la normativa regional (Decretos 17/2015 y 3/2017). Para funcionar como alojamiento turístico, es imprescindible obtener otras autorizaciones.

Con este crecimiento sostenido, Salamanca se consolida como un destino de referencia en Castilla y León, pero también como una ciudad que debe gestionar de forma equilibrada el auge del turismo con la convivencia vecinal y la planificación urbana.