Los restos mortales del salmantino se velarán previamente en Barcelona, donde desarrolló buena parte de su trayectoria empresarial
Un grafiti de Rober Bece, nominado al mejor del mundo: "Hay que ponerle color a la vida"
El artista urbano Rober Bece cuenta, en una nueva entrega de Cerveceando, cómo ha cambiado su profesión a lo largo de los años
Desde que tiene apenas razón, Roberto Becerro, camina por las calles de su ciudad natal, Salamanca, con un spray en la mano pintando grafitis. Pero grafitis de esos que te dejan con la boca abierta. Arte urbano con mayúsculas. Bajo su seudónimo Rober Bece, es ya un artista conocido y reconocido.
Las redes sociales se han convertido en la plataforma perfecta para que diferentes artistas saquen a relucir todo su ingenio e imaginación en murales que pueden considerarse verdaderas obras de arte. Tanto su dinámica urbana, como el lenguaje y lo visual de los diseños conviven perfectamente como una nueva forma de arte a pie de calle.
Bece es protagonista de una nueva entrega de Cerveceando, la iniciativa de Tribuna y Mahou, que busca conversaciones de barra de bar a caras conocidas de la capital. Sentado en el Novelty nos explica cómo ha ido evolucionando su técnica. "Siempre me ha gustado pintar en cuadernos, folios, etcétera", también pintaba las paredes de su casa cuando era un niño.
Recuerda caminar por la calle y ver los edificios enormes, "te preguntabas... ¿quién lo hará? y, ahora los pinto yo", cuenta emocionado. Entre sus próximos sueños hay algún que otro lugar al que le ha "echado el ojo". Ideas hay muchas, "depende de las situaciones, te vas amoldando a lo que te piden".

El último reconocimiento de la plataforma Street Art tiene para Rober un sabor muy dulce. Su mural, 'Respira', ubicado en la calle Villalar de Santa Marta, está nominado a posicionarse como el mejor del mundo. "Fue una sorpresa, se pusieron en contacto conmigo", todavía le cuesta creerlo.
Y es que el arte urbano hace mucho tiempo que dejó de ser vandalismo para ser una cultura que deja verdaderas maravillas a su paso. "Por suerte esa visión está cambiando, ya no se nos considera delincuentes, se nos considera artistas y creo que es un privilegio, la gente lo respeta y lo protege".
Finalmente, Rober reconoce que tiene difícil vivir de esta profesión. "Se va peleando, van saliendo cosas. Es un privilegio". Lo tiene claro, "hay que ponerle color a la vida".

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