Nueva final de la Supercopa para Perfumerías Avenida que la alcanza a base de sudor y casi sangre en un encuentro jugado al límite físico ante un excelente Gran Canaria capaz de generar dudas a Avenida tanto en defensa como en ataque. Un duelo maratoniano, de casi dos horas y veinte minutos de duración total. Avenida casi nunca estuvo cómodo, con varias jugadoras que no entraron en faena, pero al final sacó el duelo adelante en lo que fue, a estas alturas de la casi preparación, todo un 'master' de aprendizaje sobre cómo se puede llegar a sufrir si no hay aplicación total. 

Fue un inicio de partido prometedor, seguramente pegado al guión diseñado por Vázquez, que sin embargo se quedó en un espejismo porque el tiempo muerto local frenó lo que amenazaba ser un despegue rápido de Avenida. En esos primeros instantes funcionaba la defensa azulona, que llevaba al error a su rival bloqueando sus opciones de pase y el dominio por dentro con Gil y Fasoula le permitía situarse 8-3 con una clara sensación de comodidad. Sin embargo el tiempo muerto de Gran Canaria cambió el escenario. Por un lado Loville entró en juego y sus puntos dieron tranquilidad a las locales y, por otro, la defensa amarilla se cerró mejor alrededor de su aro y la presión de Mbulito tanto a Domínguez como a Çakir surtió efecto.

Avenida entró en una fase errática en ataque y la defensa no es que se contagiara. Es que desapareció y el ejemplo más claro son los 27 puntos que encajó el equipo en el primer parcial. Debutaba Koné, con nervios en sus primeras acciones, y solo en el último minuto de ese primero cuarto en el que el equipo llegó a ir siete abajo logró recortar distancias con una canasta sobre la bocina de Vilaró, 25-27.

El problema atrás de Avenida es que no lograba anticiparse en las acciones frente a un Gran Canaria donde si algo hay son buenas tiradoras. Knezevic se unía a la suma de triples con el cuarto para su equipo en el arranque del segundo parcial en el que Avenida volvía a buscar a Fasoula y Gil para sacar faltas o puntos. Mejoraba en la carga al rebote Avenida -también atrás más atención para anticiparse en los pases-, y así igualaba el partido aunque no podía ir más allá por la inspiración de Loville.

Tras un nuevo tiempo muerto local, Avenida recuperaba después de muchos minutos el mando tras un triple de Delaere, 41-39. Venía bien ese acierto exterior para compensar la dependencia interior y dar respuesta también a los triples de Loville y Alnatas.

En cuanto Avenida podía correr hacía daño y es que un rebote de Fasoula y un pase rápido a Hartley, que parece capaz de posicionar a sus compañeras incluso de espaldas, casi garantiza que va a encontrar a una compañera casi sola bajo aro con la ventaja que eso supone. Por línea de fondo leía bien la situación Delaere, vertical al aro consciente de que las pívots canarias iban ya cargadas de faltas, pero Loville seguía a lo suyo con 19 puntos anotados sin que hubiera acabado el segundo cuarto muy bien acompañada por una Mbulito cuyo físico, sumado a su rapidez y verticalidad, provocaba que sus pares tuvieran problemas para frenarla.

Con 51-51 se reanudaba el partido en la segunda mitad. Un marcador significativo sobre lo que no estaba consiguiendo hacer funcionar Avenida. Los siete triples de Gran Canaria y su acierto desde el tiro libre -12 de 12-, sumado a un acierto de dos superior al 50% contrarrestaban el control del rebote azulón y las 15 asistencias repartidas. Había que ver si daba con una fórmula defensiva que funcionara tras el paso por vestuarios y lo encontró con Delaere sobre Mbulito, Çakir en un face to face con Loville de inicio con cambios en bloqueos y, sobre todo, mucha más agresividad sobre las líneas de pase. Gran Canaria ya no anotaba fácil y en ataque una mejor circulación de balón, el dominio del rebote y el acierto de Delaere, Gil y Cakir se sumaba al de Fasoula y eso permitía que Avenida se fuera arriba por encima de la decena de puntos, 65-53, en apenas cuatro minutos de juego.

Lejos estaba de resolverse el duelo porque en la rotación de jugadoras Avenida perdió el ritmo y otra vez empezó a perder la batalla física que plantea Gran Canaria en cada acción. Entraban Prince y Koné para dar un respiro a la pareja inicial interior, pero es evidente a la primera la costó entrar desde el primer minuto en el partido -no se la vio apenas-, ya  la malí, recién aterrizada, le costaba enterarse de lo que estaba pasando aunque al menos al rebote ofensivo sumaba. Y así Gran Canaria volvía a meterse poco a poco en el partido. Otra vez triples inverosímiles y a los diez últimos minutos con un corto +4, 75-71.

Situación en la que Avenida se mostraba claramente incómodo perdiendo incluso la batalla del rebote para dar segundas opciones, cayendo en varias faltas en ataque lo que sumado a la cada vez más emregente Alnatas situaba el partido en un pañuelo, 80-79. Y a partir de ahí si lo de antes había sido una batalla se convirtió en una guerra sin cuartel. Continuas faltas, golpes en una interminable recta final. Çakir ponía por delante a Avenida que tuvo una posesión para aumentar su ventaja ya entrando en 88-87 pero no la aprovechó dejando los ocho últimos segundos para el ataque local. Sobre saque ade banda una gran defensa de Vilaró a la pasadora y robo de Fasoula.

Por delante posesión de cinco segundos y una falta sobre Hartley que, sobre tiro libre puso el +3 y obligó a un tiro erróneo final con el que se selló la final.