Vive el Salamanca CF un momento de la temporada extraño y más tras la última semana con la derrota ante el Amorebieta como colofón a varios resultados que no habían sido positivos y un juego que parecía ir a menos. Además no han llegado por el momento los esperados refuerzos y el equipo se encontraba ante la visita al Stadium Gal con bajas muy importantes en su medular. Larrazábal reconocía que habría los cambios obligados pero también otros que consideraba oportunos ante la deriva del equipo y demostró con su alineación que no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones. 

De arranque tres jugadores del filial al once, una delantera inédita y una medular irreconocible en cualquier otro momento de la temporada. Una puesta en escena que fue buena de inicio o que al menos ofreció batalla ante un Real Unión de Irún que pareció verse sorprendido en el arranque puesto que el Salamanca CF disfrutó al poco de empezar de una oportunidad clara con un balón que cabeceó Kristian Álvarez enviando el esférico rozando el larguero. 

Poco a poco el Real Unión de Irún fue asumiendo más protagonismo, buscando atacar sobre todo desde el costado izquierdo en continuas llegadas en las que buscaba a Etxaburu como principal referencia ofensiva aunque una otra vez toparon con el mismo problema. Un Sotres muy seguro que fue enjugando una a una las ocasiones de las que iba disfrutando su rival. Con buen entendimiento con sus centrales y sin conceder un error, la zona de retaguardia iba ganando en seguridad a medida que avanzaba el primer tiempo.

El Salamanca CF no había conseguido dar continuidad a su dominio inicial pero al menos no mostraba fisuras y se iba al receso con la sensación de tener margen de crecimiento. 

El choque avanzaba sin dominador claro, con pocas llegadas y ambos equipos más preocupados de no conceder que de arriesgar así que cualquier acción podía ser determinante y apareció el balón parado y la jugada ensayada para romper la igualdad y hacerlo en favor del equipo de Aitor Larrazábal. Martín Galván golpeó un balón tras una falta en la zona medular y lo hizo buscando directamente el área donde por la zona del segundo palo entraba Borja López libre de marca para marcar de cabeza cruzando el balón a la altura de la testa del guardameta local. 

Todo un botín para el equipo que había que defender con uñas y dientes. Cierto es que hasta el final del encuentro el balón fue para su rival que buscó llegar al área de Sotres de todas las formas posibles pero sin encontrar ocasiones claras hasta el tramo definitivo. Ahí sí de nuevo el portero aparecería de manera provindencial y en la última acción del encuentro todos defendiendo con uñas y dientes consiguieron que el ¡uy! de la grada no pasara de ahí para retener la victoria y tres puntos que después del sufrimiento saben a gloria.