carta del director

El sacrificio de Carlos Martínez

El PSOE de Castilla y León está sumido en un profundo debate interno sobre el liderazgo y su futuro. Las cenizas políticas de Luis Tudanca siguen con cierta incandescencia esperando a reactivarse después de los desplantes de Ferraz. Pero la idea de los pensantes en la cúpula socialista apunta hacia otro lado, hacia otro momento y hacia otra idea después de unos años sin el resultado esperado, acariciando en una ocasión la presidencia de la Junta tras una victoria insuficiente que tumbó el pacto posterior entre el PP y Ciudadanos.

Lo peor para el PSOE en la Comunidad no es solo que las urnas le den la espalda. Es aún más serio, y directamente proporcional; su proyecto no está considerado como una opción de futuro y las encuestas que manejan los partidos le están empujando hacia una posición todavía más intranscendente.

Los socialistas cuentan con evidentes líderes autonómicos que ahora están en otras esferas más relevantes. El ministro Óscar Puente, por encima de todos, pero también la ministra Ana Redondo, con experiencia en la política regional y con un guiño como posible candidata a la Alcaldía de Valladolid, descontando ya el salto a Madrid del también ministro Óscar López, que también pasó el calvario de fracasar en su intento por liderar el PSOE de Castilla y León.

El nombre que más suena en la familia socialista es el de Carlos Martínez, el indiscutible alcalde de Soria que suma mayorías absolutas y representa, al mismo tiempo, la imagen de un líder asentado en su territorio con un liderazgo sereno y una perspectiva de la política más genérica acumulada en estos años de victorias consecutivas. Carlos Martínez aboga por evitar un proceso de primarias en el PSOE y eso significaría aunar voluntades para que toda la facción que encabeza Luis Tudanca de un paso a un lado y deje ese camino libre a una candidatura de consenso.

En el PSOE apuestan por Carlos Martínez para convertirse en el nuevo secretario regional y esa idea puede llevar añadida también la candidatura a la presidencia de la Comunidad. Una bicefalia para tener el liderazgo compartido en la organización interna del partido y en el Grupo Parlamentario en las Cortes ni se entendería ni le vendría bien al PSOE.

Carlos Martínez sabe que asumir ese papel es un sacrificio político y valorar sus consecuencias es algo que el PSOE debe medir. Los referentes que trabajen en la Comunidad escasean. En León tienen un alcalde socialista autoconvertido en un verso suelto que no está para estas tareas regionales. Y la baraja se agota. Si Carlos Martínez salta de Soria a la política autonómica, la operación es de riesgo máximo y, aunque las elecciones en Caastillay León sean antes que las municipales, volver a Soria con un fracaso regional no sería una buena carta de presentación.